El arte extremeño viaja a La Habana pensando en la insustituible proyección que hace de sí mismo.

La Habana vuelve a tener una primera visión de la cultura extremeña en el marco del proyecto de Cooperación Internacional al Desarrollo que promueven la Agencia Extremeña de Cooperación Internacional al Desarrollo, AEXCID, la Oficina del Historiador de La Habana y la Fundación Ciudadanía Desde el 22 al 30 de enero de 2018, la Exposición ‘Múltiples miradas desde Extremadura en La Habana’ devuelve la visita a Cuba con una nueva visión del arte que se está y se sigue haciendo en esta Comunidad Autónoma de España.

Este intercambio tan próximo en el tiempo permite una vez más la recuperación de las etapas y evoluciones del pasado, del ritmo mutuo de los procesos culturales, del conocimiento que tenía que haberse llevado a efecto y no tuvo lugar. Se ofrece así de nuevo al espectador cubano el poder ahondar en las claves de una visión que puede a llegarse a compartir más estrechamente. Y eso gracias a una firme y constante voluntad emprendedora, que en estos tiempos es de agradecer, y a la facilidad de medios que la contemporaneidad pone a disposición de ambas partes en orden a la consecución de lo esencial como es el saber mutuo.

En esta muestra se incluyen otros nombres, otros estilos, otras tesituras, que conectan y dan sentido a la globalidad, que reflexionan sobre su trabajo y lo abren como un mensaje que fundamenta en la visibilidad y en la transformación todo su poder creativo. Jorge Gil y su serie serigráfica; Lou Germain y sus dibujos neuronales; Tete Alejandre y su mundo fotográfico; Fidel Martínez y sus ilustraciones; Jonatan Carranza y sus grabados; Isabel Campón y su escultura; Beatriz Castela y su video arte; Fermín Solís y su cómic; Verónica Bueno y su pintura; Matilde Granado y su plástica; Felipe Alarcón, cubano y hasta extremeño, y sus series; y Antonio Suárez y sus búsquedas.

Tal catalogación no intenta un compendio tan ambicioso como el abarcar una singladura que está en perpetua renovación, pero sí un encuentro y trueque de experiencias estéticas que amplían horizontes, ideas y, por el contrario, se decantan por omisión de fronteras al tratar de configurar mayores acercamientos y desterrar inútiles divisiones.

Bien es cierto que por otra parte tales manifestaciones constituyen inevitablemente pruebas de una identidad y una asimilación de sentimientos de cómo lograr la articulación y situación artística dentro de cada uno de los contextos históricos, sociales y culturales. Y por otra, la proyección inherente a una construcción visual y soñadora con vocación de universalidad, de recorrido y tránsito de más espacios y otros hemisferios.

Por lo tanto, en este proyecto, Extremadura y Cuba se van posicionando desde sus propios ámbitos culturales y artísticos, con miras a tejer un red de vínculos y puntos de mira sobre la que plantear en el futuro las distintas trayectorias y rumbos que cada una de ellas ira abanderando y promocionando, de tal manera que los resultados contribuyan a generar un sentido estético de mayor cobertura, en el que haya coincidencia en la diversidad, así como en la sensibilidad, la experimentación, la colaboración y desarrollo de dinámicas y códigos. Sería muy desilusionante no continuar una aventura que lleva camino de significar un arraigo de prácticas artísticas hacia un objetivo común.

Cabe, por otro lado, señalar que la selección de estos autores, además de ser jóvenes la mayoría, ha partido de un análisis de lo que una Exposición de esta índole requería, de los campos que había que abarcar, del nivel de compromiso, de la factura de unas obras que ya tienen una consolidación determinada –en algunos casos premiada-, y del rigor con el que se ha encarado este trabajo, con lo que al final la naturaleza de su repertorio es notable y depara a la mirada un acontecimiento inusual y sorprendente. (Gregorio Vigil-Escalera).

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